Las conservas y el verano

Una serie de fotos de comida enlatada

En esta época del año, donde el calor aprieta tanto, las comidas deben ser refrescantes y ligeras para evitar sentirnos pesados y molestos durante la digestión. Por ese motivo, uno de los hábitos alimenticios que más crece en los meses de verano, es el consumo de conservas. Y es que se trata de una opción muy acertada a la hora de preparar platos rápidos, fáciles, sabrosos y nutritivos.

Pero, ¿qué sabemos de los alimentos en conserva?

Empezaremos explicando que son productos alimenticios que han sido sometidos a un proceso de limpieza y acondicionamiento, para después ser introducidos en un envase aséptico que conservará sus propiedades físicas y químicas por más tiempo.

El calor es el único factor utilizado para conservar todas las características nutricionales, microbiológicas y organolépticas, propias del alimento, tales como sabor, color, olor, textura y pH.

Además, lejos de lo que pueda parecer, las conservas no llevan conservantes ya que el procedimiento natural de la esterilización basta para mantener intacto el producto hasta su consumo. Este proceso no sólo destruye las bacterias responsables del deterioro de la comida, sino que además elimina el 99% de los residuos de pesticidas que a menudo se encuentran en los alimentos frescos. Y añadimos dos ventajas más: no necesitan refrigeración o congelación para su almacenamiento (sí, también nos ayudan a ahorrar energía) y tanto el envase de acero, como el estuche de cartón son totalmente reciclables.

Algo muy importante, las conservas no tienen fecha de caducidad sino de consumo preferente, esto quiere decir que, una vez superada esta fecha disminuirá la calidad del producto en cuanto a sabor, color, etc. pero no supondrá un riesgo para la salud.

Para completar la información, te ofrecemos una serie de normas a seguir para que el consumo de conservas sea saludable.

· Mejor si no tienen azúcar o sal añadida.

· Siempre que puedas, elígelas al natural. Pero si optamos por la opción en aceite, que sea un aceite de calidad, preferiblemente de oliva virgen extra.

· Muy importante: desechar aquellas latas que estén hinchadas o abolladas, pues esto puede poner en peligro la salubridad del alimento que está en el interior.

· Lavar las latas previamente a su consumo si se va a comer directamente de ellas y los envases no estaban protegidos con estuches de cartón

· Una vez abierto el envase, los alimentos enlatados aún pueden consumirse. Para ello, únicamente es necesario pasar su contenido a un envase adecuado (de plástico o vidrio convenientemente higienizado) que deberemos proteger (tapar, para evitar la contaminación del producto o que tome olores de otros productos) e instalar en el frigorífico o cámara a una temperatura de entre 3 y 5º C. Eso sí, debemos consumirlo en un tiempo prudente.

Ahora ya tienes muchas razones para apuntarte al consumo de conservas. ¡No te vas a arrepentir!

No se admiten más comentarios